Tengo miedo. Es posible que pase de nuevo y ya no tengo fuerzas para batallar una vez más.
¿Por qué tengo que rogar siempre?...
Estoy muy cansada de fingir que no pasa nada, que este abismo que nos separa es tan sólo un espejismo. Pero no, ambos lo sabemos, no es así?
Ese vértigo al cruzar nuestras miradas, ese frio que nos recorre la espina cuando estamos juntos… tan cerca y tan despiadadamente lejos. Me tocas y lo sabes, por eso me retienes en las respuestas; Te toco y lo siento, tratando de amarrarte en mis abrazos, rogando al cielo que aguantes de pié.
Esto es más de lo que puedo soportar… estoy muy estropeada y no tienes las condiciones para darme aliento. Ya no puedo dártelo.
Soy tan tonta, tontita tonta mi loco. No es justo seguir, cansada y fría en este hielo que me parte las entrañas hasta el desconsuelo. Hago fila en el recuento de los daños para saber que tanto queda en mis ahorros, que tanto puedo darte.
Yo que estaba dispuesta a darlo todo, me embarqué en una empresa insostenible, intentando arrancarle con mis uñas, escamas a tu muro. Limpiarte las ventanas empañadas de lágrimas y aguantar tu curiosidad insaciable. Pero no puedo, no puedo más.
Déjame despedirme ahora sin rencor y con dulzura. Déjame despedirme ahora que puedo irme sabiendo que estarás bien y que con la misma generosidad querrás a alguien más, que si podrá explicarte el mundo tan simple cómo lo quieres, no tan arremolinado cómo el mío.
Directo y preciso, casi hiriente.
Cómo tú querido mío, como tÙ…..
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